Hubo un tiempo, antes de conocer la www, cuando mi ventana al mundo eran las revistas. Muy Interesante, La Mosca en la Pared, entre otras tantas. Lo que me impulsó a escribir esta entrada es un video recién publicado en YouTube con Sir Roger Penrose. Hace mucho que no escuchaba nada nuevo de él… Penrose, Sagan, Hawking, son nombres que conocí a través de revistas. Es un poquito aterrador pensar en lo difícil que era acceder a la información en aquel entonces, y lo fácil que es ahora. ¿Cuánta de esa información son artículos, y cuántos son videos, memes, or worse?
Veinte años y apenas estamos alcanzando a entender las implicaciones de esta híper-conectividad. Nos pasó un tren por encima y quizá apenas nuestros nietxs logren articular con algo de coherencia lo ocurrido. Y para entonces habrá otras revoluciones en marcha: la expansión a la Luna, a Marte, y la reducción de la superficie terrestre. Ah, y la edición del genoma y la Inteligencia Artificial. El Fin de la Historia augurado por Fukuyama se antoja similar a los físicos de finales de siglo XIX y su certeza de que ya no quedaba casi nada por descubrir.
Tenemos tal cantidad de información a la mano que no es complicado encontrar algo que nos haga sentido, que satisfaga nuestra visión del mundo, que confirme que lo que ya sabemos (¿quiénes? pues la “gente buena”, la “gente inteligente”). Encontramos esa información, la propagamos urbi et orbi. ¿Pero… es información fidedigna? ¿Tú… de donde obtienes tus fuentes? ¿Te interesa saber la identidad de quién escribió? ¿Si tiene alguna agenda, alguna intención? ¿Prejuicios? ¿Miedos (justificados/injustificados)?
El hilo conductor de este post y de los anteriores es la curiosidad. ¿De donde vienen tus opiniones o convicciones? Se puede tener NOMINALMENTE valores cristianos y a la vez ser prejuicioso(a) /racista/etc. Se puede. No es coherente, ni da mucha paz mental, pero hay gente así. Los seres humanos somos fundamentalmente criaturas emocionales. Si vivimos en el miedo y la desconfianza, no habrá argumentos racionales que nos saquen de ahí. Sin paz interior la objetividad o incluso la bondad se antoja imposible. Y sin objetividad, la propagación de información puede ser bastante peligrosa. Con esto quiero decir que tenemos un gran poder en nuestras manos, para bien y para mal. No lo olvidemos.